2 de abril de 2009

La cholita paceña


Foto: Cholitas bailando en el Carnaval de Madrid


MEZCLA DE CULTURAS. Cuando uno camina por las calles de La Paz es común encontrarse con estas mujeres de sombrero bombín, mantas típicas y polleras coloridas en actividades comerciales, en protestas callejeras o cargando a sus hijos a las espaldas. Las ‘cholitas’ son un referente de la mezcla de la cultura indígena con la europea en el altiplano boliviano y cada vez van ocupando más escaños en la política, economía, periodismo, derecho y deporte sin perder su identidad.

Como ejemplo están la gobernadora de Chuquisaca, Savina Cuéllar y la jueza Amalia Morales, entre otras varias ministras, senadoras, diputadas y comunicadoras. Sin duda, exponentes de una generación de mujeres indígenas que tienen como precursora a Remedios Loza, una cholita radialista que pasó de los micrófonos de un programa popular a ocupar un espacio en el Parlamento a principios de los años noventa.

COMERCIANTES. Sus habilidades en el comercio son muy conocidas, ya que controlan el 60 por ciento de los negocios de venta de alimentos en la ciudad de La Paz, sin contar su hegemonía en los mercados de abarrotes de todas las ciudades bolivianas.
También es muy llamativa su incursión del deporte extremo de la lucha libre con espectáculos en la ciudad de El Alto o su participación en el golf, en la elitista zona Sur de La Paz.

LA POLLERA. La investigadora Marianela Mercado, que ha estudiado la vestimenta de la ‘chola’, explicó a EFE que “la pollera” debe su nombre al parecido que tienen con las jaulas donde se criaban los pollos en la Europa del siglo dieciocho, las cuales eran angostas arriba, anchas abajo y en forma de cono. Otros accesorios imprescindibles y obligatorios para la cholita boliviana son las joyas, de oro y plata para las más pudientes o de bisutería de fantasía para las menos, y por supuesto, el sombrero bombín.

EL SOMBRERO. Para los extranjeros resulta sorprendente ver a las cholitas con el bombín ya que hace parte de las prendas de vestir masculinas de comienzo de siglo pasado y nadie sabe a ciencia cierta cómo se impuso esta moda entre ellas. Se presume que fue un importador de La Paz a comienzos del siglo veinte que recibió por error una partida doble de estos sombreros, a lo que decidió adornarlos para tentar la coquetería de las cholitas, inaugurando un negocio para fábricas de Italia, EEUU y Alemania, y a su vez dando, hasta nuestros días, un toque más de distinción al inconfundible vestuario de estas mujeres.


(Raíz Bolivia - Abril 2009)

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